Mitos sobre las sillas de ruedas eléctricas: ¿Consumen mucha batería? ¿Son difíciles de transportar?
Las sillas de ruedas eléctricas han revolucionado la movilidad de muchas personas, ofreciendo independencia y comodidad en su día a día. Sin embargo, todavía existen dudas y mitos que pueden generar confusión entre los usuarios. En este artículo, aclaramos dos de los más comunes: el consumo de batería y la facilidad de transporte.
Mito 1: «Las sillas de ruedas eléctricas consumen mucha batería y tienen poca autonomía»
Realidad:
Las sillas de ruedas eléctricas modernas están diseñadas para maximizar la eficiencia energética. La autonomía de estos dispositivos depende de varios factores, pero en promedio pueden recorrer entre 15 y 30 kilómetros con una sola carga, e incluso más en modelos de alto rendimiento.
Factores que influyen en la autonomía:
- Capacidad de la batería: Una batería de mayor capacidad proporciona más autonomía, aunque puede aumentar el peso de la silla.
- Terreno y velocidad: Desplazarse a máxima velocidad o en pendientes pronunciadas puede reducir la duración de la batería.
- Peso del usuario y carga adicional: Un mayor peso implica mayor consumo energético.
- Condiciones climáticas: Temperaturas extremas, especialmente el frío, pueden afectar el rendimiento de la batería.
Mito 2: «Las sillas de ruedas eléctricas son pesadas y difíciles de transportar»
Realidad:
Si bien algunos modelos tradicionales pueden ser voluminosos, actualmente existen opciones diseñadas para ser ligeras y fáciles de transportar. Modelos plegables fabricados con materiales como aluminio o fibra de carbono pueden pesar entre 12 y 30 kg, facilitando su manipulación.
Tipos de sillas de ruedas eléctricas según su peso:
- Sillas de aluminio: Ligeras y resistentes, ideales para quienes buscan un equilibrio entre peso y durabilidad.
- Sillas de fibra de carbono: Extremadamente livianas, con pesos que pueden rondar los 12 kg, ideales para quienes necesitan portabilidad extrema.
- Sillas plegables: Diseñadas para guardarse en espacios reducidos, como el maletero de un coche o un armario.